A veces, si algo se destruye y después se reemplaza, no se produce ningún perjuicio. Por ejemplo, si algo aplasta mi máquina de café, puedo compensar ese daño si compro una máquina de café idéntica. Si el viento rompe mi paraguas, puedo subsanar el mal consiguiendo un paraguas nuevo. Ahora imaginemos una catedral famosa, una obra maestra del ser humano que ha logrado sobrevivir durante siglos en el centro de una antigua ciudad europea. De repente, un incendio terrible tiene lugar, reduciendo a ruinas una gran parte de la estructura. El techo se viene abajo, y la aguja se derrumba consumida por las llamas . Una vez pasada la emergencia, se toma la decisión de reconstruir la iglesia exactamente como se veía antes, con sus encantadores pináculos góticos, esculturas de gárgolas y arcos apuntados. ¿Es problemática esta decisión en absoluto? Algunos dirían que no lo es: lo que es valioso era la apariencia de la iglesia, y con la reconstrucción se verá como se veía antes. Sin embargo, para mucha gente las cosas no son tan sencillas. Lo que es valioso era el artefacto histórico, el resultado auténtico de la labor de los carpinteros. Lo que ahora obtendríamos sería tan solo una réplica al estilo Disney del edificio original. Pero ¿qué es lo que se ha perdido? Asumimos en esta reflexión que nadie sería capaz de indicar la diferencia entre el antes y el después de la reconstrucción. Ahora bien, si podemos responder a la pregunta anterior, si podemos indicar lo que se ha perdido, entonces estamos en el camino correcto para descubrir qué es lo que la restauración del arte debe conservar.
Giombini, L. (2021). Cuestiones filosóficas sobre la restauración artística. Una introducción. In L. La Rubia (a cura di), Teorías contemporáneas del arte y la literatura (pp. 551-575). Madrid : Editorial Tecnos.
Cuestiones filosóficas sobre la restauración artística. Una introducción
Lisa Giombini
2021-01-01
Abstract
A veces, si algo se destruye y después se reemplaza, no se produce ningún perjuicio. Por ejemplo, si algo aplasta mi máquina de café, puedo compensar ese daño si compro una máquina de café idéntica. Si el viento rompe mi paraguas, puedo subsanar el mal consiguiendo un paraguas nuevo. Ahora imaginemos una catedral famosa, una obra maestra del ser humano que ha logrado sobrevivir durante siglos en el centro de una antigua ciudad europea. De repente, un incendio terrible tiene lugar, reduciendo a ruinas una gran parte de la estructura. El techo se viene abajo, y la aguja se derrumba consumida por las llamas . Una vez pasada la emergencia, se toma la decisión de reconstruir la iglesia exactamente como se veía antes, con sus encantadores pináculos góticos, esculturas de gárgolas y arcos apuntados. ¿Es problemática esta decisión en absoluto? Algunos dirían que no lo es: lo que es valioso era la apariencia de la iglesia, y con la reconstrucción se verá como se veía antes. Sin embargo, para mucha gente las cosas no son tan sencillas. Lo que es valioso era el artefacto histórico, el resultado auténtico de la labor de los carpinteros. Lo que ahora obtendríamos sería tan solo una réplica al estilo Disney del edificio original. Pero ¿qué es lo que se ha perdido? Asumimos en esta reflexión que nadie sería capaz de indicar la diferencia entre el antes y el después de la reconstrucción. Ahora bien, si podemos responder a la pregunta anterior, si podemos indicar lo que se ha perdido, entonces estamos en el camino correcto para descubrir qué es lo que la restauración del arte debe conservar.File | Dimensione | Formato | |
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